lunes, 21 de enero de 2008

Los leoneses y los castellanos no se quieren

Hace tiempo que este articulo fue publicado, pero me parece interesante traerlo a la memoria para contrarrestar tanta basura propagandistica del castellanismo y su convenientemente inventado castellanoleonesismo. Por mi salud mental necesito leer cosas asi, que me recuerden que no estoy soñando, y que por mucho que nos repitan las mismas mentiras miles de veces no pueden hacerlas verdad.

Prensa: Diario de Leon. Septiembre 2006
TRIBUNA

JOAQUIN CUEVAS ALLER


ES MUY POSIBLE que a muchos el título de este artículo les suene a demagogia o a simple exageración. Sin embargo, esta frase no es mía: la han escrito muchos de los más grandes historiadores españoles en todos los tiempos. Como muestra voy a elegir cuatro de diferentes épocas, todos ellos de un gran prestigio.

Don Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247), arzobispo de Toledo, nacido en Navarra. Fue el creador de la llamada y nunca titulada Universidad de Palencia. Fue el canciller de Alfonso VIII, Enrique I y Fernando III el Santo. Fue también un gran conocedor de los problemas entre los Reinos de León y de Castilla. Él mismo intervino en las negociaciones de paz de ambos reinos y nunca fue capaz de llevar dichas negociaciones a feliz término, al menos con Alfonso y Enrique. Sólo pudo finalizar relativamente bien las negociaciones con Fernando porque reinaba en León Alfonso IX, padre del rey castellano y éste deseaba estar en buena armonía con su padre. Ambrosio de Morales (1513-1591), historiador, nacido en Córdoba. Fue cronista de España. Está considerado el mayor investigador de los textos originales hasta su época. Escribió mucho de historia, destacando su Crónica general de España . Admiró mucho a don Rodrigo, anteriormente citado y conoció y escribió sobre las relaciones entre leoneses y castellanos. Don Manuel Risco (1735-1801), historiador agustino, nacido en Haro, provincia de Logroño, actual La Rioja... A la muerte del religioso Enrique Flórez continuó la monumental e inmortal obra España sagrada . Don Manuel Risco está considerado una de las máximas autoridades en investigación sobre los textos medievales de España. Cualquiera que desee ampliar conocimientos o tener una buena información de la Historia de España medieval le es necesario consultar los escritos de este gran investigador. Don Justo Pérez Santiago, conocido como Fray Justo Pérez de Urbel (1895-1979), religioso benedictino nacido en Pedrosa del río Urbel, provincia de Burgos. Es uno de los grandes historiadores del siglo XX. Autor entre otras muchas de la Historia del Condado de Castilla . Este historiador es uno de los grandes investigadores de los textos medievales, en especial de los referentes a Castilla, siendo considerado el mayor conocedor. Ensalza tanto a Castilla, que sólo le faltó llamarla santa. Sin embargo, en un gesto de honradez, dejó escrito la falta de entendimiento y malas relaciones entre León y Castilla. Hasta confesó que Castilla se dejó sobornar por el musulmán Almanzor, llegando hasta la traición, acompañando y luchando al lado de los musulmanes con el fin de destruir la ciudad de León

Como decía al principio, hay muchos grandes historiadores que conocieron y escribieron sobre las malas relaciones entre leoneses y castellanos. Entre las frases utilizadas para explicar estas relaciones las hay suaves y las hay muy duras. Entre las suaves está: «Los castellanos no supieron o no quisieron convivir con los leoneses». Entre las duras está: «La traición de Castilla al Rey de León retrasó el final de la Reconquista más de quinientos años»

He querido aportar en este artículo solamente cuatro historiadores, creo que suficientes, dada su categoría, ninguno leonés, ninguno sospechoso de favorecer a León. Más bien al contrario, todos ellos, ensalzaron a Castilla, especialmente los dos castellanos, pero todos ellos dejaron muy claro que los leoneses y los castellanos no se quisieron en el pasado y por lo visto, ni en el presente. Los escritos de estos cuatro historiadores dejan en el ridículo más espantoso a historiadores actuales estilo «cesarvidales» o «juliovaldeones», que ensalzan por conveniencia las «buenas relaciones» entre ambos Reinos. Por mucho que se quiera investigar, no es posible encontrar un solo conde o rey castellano que hubiera sido fiel a su Rey de León, ni uno sólo. Es más, hubo algún rey castellano que dedicó todo su reinado a atacar a León en lugar de continuar la Reconquista, caso de Sancho II el Fuerte. Ni con lupa es posible encontrar rey o conde castellano que hubiera tenido buenas relaciones con los Reyes de León.

Pero, si la Historia está dejando en ridículo a los historiadores actuales, el lugar en el que está dejando a los políticos es una infamia. Ellos han integrado al Reino de León en un engendro autonómico sin consultar a los ciudadanos, sin respetar los derechos constitucionales legítimos de los leoneses a tener su propia autonomía por la sencilla razón de ser una región española. Tal vez, nuestros políticos no nos consideran españoles y no podemos tener los mismos derechos que los demás.

Ahora los dos grandes partidos políticos están haciendo un nuevo Estatuto de autonomía y, ¡albricias!, van a reconocer que existió el Reino de León e incluso que un rey leonés convocó las primeras cortes democráticas de Europa y hasta fundó la primera universidad de España, la de Salamanca? ¿Qué pasa, qua hasta ahora no lo sabían? o ¿no se habían dado cuenta? ¿Lo acaban de descubrir? ¿A quién quieren engañar? ¿Cabe mayor infamia? ¿Y qué hacen los políticos leoneses, en especial los que ejercen el poder? Dejar en el más completo abandono a los ciudadanos para preocuparse de sus intereses, de su pesebre, de su seguridad, que no falte de nada. Hasta alguno a ese interés personal lo llamó razón de Estado. Y para asegurar su futuro han hecho una alianza de infames, pactando un estatuto de rapiña. Quieren contentar a los ciudadanos leoneses, reconociendo su pasado para conseguir algo. Este algo es el «oro del siglo XXI», que en la provincia leonesa es muy abundante. Se trata del agua absolutamente necesaria para poder garantizar el fuerte desarrollo logrado por Valladolid en los últimos veinticinco años. Y así tener la vida asegurada, esperan que para siempre.