TRIBUNA POLÍTICA | DESDE EL RUBICÓN
F. RAMOS
La próxima semana aterrizará el aspirante a sustituto de Ángel Villalba en León para conocer la idiosincrasia de un partido y una provincia que sabe es clave en su organigrama
Alto y claro. Así se expresaron ayer los líderes sindicales leoneses en su tradicional primero de mayo y lo hicieron para que les escucharan sobre todo en Castilla. Esa Castilla a la que la Junta beneficia y a la que los políticos, todos sin excepción, protegen. «La Junta niega a León proyectos básicos como la Facultad de Medicina y la León-Bragança». Ante esta afirmación tan rotunda sólo caben aplaudir a palmada batiente para que se enteren a orillas de un Pisuerga que bebe el agua que le roba a León. Ahora a los sindicatos sólo les faltaría explicar por qué han defendido y defienden con tanto ahínco esta comunidad y han aplaudido y aplauden su recién moldeado estatuto.
Dicho lo cual, tienen más razón que un santo. Medicina no sólo es vital para la Universidad lo es para el Hospital, un hospital que está a años luz del Clínico de Valladolid, por ejemplo, y que, por cierto, lleva más de diez años de obras, y lo que rondaré morena. ¿Qué sucedería si fuera al revés, si quien reclamara la facultad fuera Valladolid? Pues que nadie pondría ningún problema y, de existir la de León, se cerraba. «¿Si no lo pide ni el rector?», decía en días no tan lejanos un político leonés. Ése es el verdadero problema de León: sus políticos y dirigentes. Porque que nadie se engañe, mientras en las Cortes de Castilla se sigan sentando procuradores que, pese a ser votados por León y por leoneses, piensen que son procuradores de Castilla y León, esta provincia nunca conseguirá nada y, mañana, esos políticos, los de aquí y los de allá, dirán aquello de: «Ya están otra vez los de León con sus cuitas». Pues que se aprendan bien esa frase porque tendrán que repetirla una y mil veces. Y, por cierto, al que no le gusten las quejas de los leoneses que se vaya para Burgos, que tiene un PIB muy alto y está cerca de Bilbao.
Alto y claro. Así se expresaron ayer los líderes sindicales leoneses en su tradicional primero de mayo y lo hicieron para que les escucharan sobre todo en Castilla. Esa Castilla a la que la Junta beneficia y a la que los políticos, todos sin excepción, protegen. «La Junta niega a León proyectos básicos como la Facultad de Medicina y la León-Bragança». Ante esta afirmación tan rotunda sólo caben aplaudir a palmada batiente para que se enteren a orillas de un Pisuerga que bebe el agua que le roba a León. Ahora a los sindicatos sólo les faltaría explicar por qué han defendido y defienden con tanto ahínco esta comunidad y han aplaudido y aplauden su recién moldeado estatuto.
Dicho lo cual, tienen más razón que un santo. Medicina no sólo es vital para la Universidad lo es para el Hospital, un hospital que está a años luz del Clínico de Valladolid, por ejemplo, y que, por cierto, lleva más de diez años de obras, y lo que rondaré morena. ¿Qué sucedería si fuera al revés, si quien reclamara la facultad fuera Valladolid? Pues que nadie pondría ningún problema y, de existir la de León, se cerraba. «¿Si no lo pide ni el rector?», decía en días no tan lejanos un político leonés. Ése es el verdadero problema de León: sus políticos y dirigentes. Porque que nadie se engañe, mientras en las Cortes de Castilla se sigan sentando procuradores que, pese a ser votados por León y por leoneses, piensen que son procuradores de Castilla y León, esta provincia nunca conseguirá nada y, mañana, esos políticos, los de aquí y los de allá, dirán aquello de: «Ya están otra vez los de León con sus cuitas». Pues que se aprendan bien esa frase porque tendrán que repetirla una y mil veces. Y, por cierto, al que no le gusten las quejas de los leoneses que se vaya para Burgos, que tiene un PIB muy alto y está cerca de Bilbao.
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