Las captaciones para las cabañas son otras de las actuciones que permite el organismo de cuenca
Los pueblos dudan de la legalidad de un azud y una minicentral en medio de un paraje protegido
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La existencia de un pantano en las mismas faldas de Peña Ubiña, en un territorio que alberga hasta cinco figuras de protección ambiental define la permisividad que la CHD concede a Mieres en la finca del puerto de Pinos. Así lo entienden los pueblos babianos con derechos de uso y aprovechamiento secular en la finca, en la que han observado numerosas irregularidades e ilegalidades que tienen que ver con el aprovechamiento hídrico del puerto.
La relación de actuaciones que median entre el hombre y el discurso natural del agua desde las fuentes de cabecera del arroyo que baja al valle de Pinos la encabeza un azud en las mismas faldas de Ubiña la Pequeña, que retiene metros cúbicos de agua hasta anegar el paraje desde el que luego se surte a las diversas construcciones diseminadas a lo largo de la finca de pastos. «La presa, además de abastecer a las viviendas que se han instalado como segundas residencias en este paraje de alto valor ambiental, sirve también para la producción de energía a través de una minicentral hidroeléctrica que es el colmo para un entorno como éste, que debería estar dedicado a promocionar el desarrollo sostenible», aclaran desde las localidades babianas, que dudan de la efectividad de la gestión de la CHD sobre este territorio leonés, donde además existen hasta una docena de captaciones de agua para uso de las distintas construcciones que se han asentado sobre el puerto. Toda esta actividad de la que la CHD no parece tener constancia, según se aprecia entre las juntas vecinales de Babia vinculadas a los usos del puerto de Pinos, repercute de forma directa en la calidad y en la cantidad de las aguas del arroyo que corre luego valle abajo hasta dar con el Torrestío, pocos kilómetros antes de desembocar en el río Luna.
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