lunes, 29 de septiembre de 2008

Carta a Zapatero, de montañero a montañero

Prensa - leonoticias.com - 09/09/2008
Cartas al director

Emilio Larraiz Gonzúa

Somos un grupo de montañeros de Asturias y de León. Ante la autorización por parte de la JCyL de construir un parque eólico que afecta a las cumbres de montaña de Llamargones, Fontañán, Miezca y Peña la Siza, entre los municipios de Pola de Gordón y Carrocera, hemos redactado esta carta que enviamos también al Presidente Zapatero, oriundo de la zona afectada y ahora montañero declarado.

Estimado presidente del Gobierno:

Pese a haberlo pensado más de una vez no me he atrevido hasta hoy a escribirle estas líneas para transmitirle lo que yo considero unos acuciantes peligros que acechan a nuestra cordillera cantábrica y hacerle partícipe de los mismos para que en la medida de lo posible, pudiera desde su posición, aportar alguna solución a los mismos, hasta hoy no me he atrevido pues supongo que los problemas que debe afrontar el presidente de una nación como la nuestra son muchos y diversos, pero hoy que le he visto en Posada de Valdeón, dispuesto a internarse en el macizo central de los Picos de Europa, hasta el refugio de Collado Jermoso,a la vera del Llambrión, le he visto como a un montañero más, como a un montañero sensible a los problemas que afectan a las montañas o cuando menos sensible en lo que acontece en nuestras amadas montañas.

Hace unos días, de la mano de un amigo montañero, leonés de Gordón, recorrí una serie de cumbres de esa zona de la cordillera cantábrica, como son el pico Llamargones, el pico Muezca y el famoso Fontañán, aun provisto de búnkeres y fortificaciones, huella del pasado lamentable que supuso la guerra civil, bonito cordal montañoso de hermosas vistas.

Mientras disfrutaba de ellas mi amigo y anfitrión me informó que hasta allí iban a realizar unas pistas asfaltadas por las que circularían grandes camiones, se realizarían voladuras de parte de las montañas para llevar hasta allí material para construir un parque eólico, no salía de mi asombro, ¡en aquellas cumbres!, me dijo que esas tropelías medioambientales no eran extrañas en la zona, me señaló una pequeña colina de roca que se veía mirando hacia la Robla y dijo que allí estaban los muros y restos del llamado Castillo de Alba, el último castillo del Reino de Asturias y primera fortaleza del por entonces incipiente Reino de León, al que una negligencia de las administraciones han relegado a quedarse dentro del terreno adjudicado a una cantera para realizar voladuras y extraer roca caliza destinada a la producción de cemento condenándole a la destrucción total.

Al parecer en esas zonas que comparten los municipios de Carrocera y Pola de Gordón han sido visitadas por osos tanto en el pasado año como en este, mi amigo me mostraba fotos que almacenaba en su cámara de un avistamiento del mismo y de las huellas que había dejado marcadas en el terreno húmedo, según oía su entusiasta relato de haber observado un oso y de que había señalado su presencia a los guardas de la fundación oso pardo allí, en un valle
próximo que señalaba con el dedo cuando subíamos al Llamargones, no podía quitarme de la cabeza las tropelías que amenazaban a esas montañas y a la exquisita y amenazada fauna que las visitaba y como no, le pregunté que como se podía autorizar por las administraciones la construcción de un eólico, la invasión de las canteras, como un estudio de impacto ambiental podía ser favorable.

Puede que en un monte lo fuera y depende, pero en las montañas es imposible un impacto ambiental y paisajístico que no sea exterminador. Paradójicamente un municipio como la Pola de Gordón está en contra de la línea de alta tensión que se proyecta entre Sama y Velilla pero no se ha planteado prohibir la ubicación de ese eólico en sus altas cumbres.

Sé que no podemos advertir a los vecinos y políticos de las administraciones de que las montañas no las podemos fabricar y quién se beneficia de estos destrozos son empresas privadas y algún “extra” al que le cae una propinilla, pero al vecino de a pie no le dan la luz gratis, ni los beneficios de las canteras se reparten entre los habitantes de los pueblos y no habrá turista ni montañero alguno que guste en venir a visitar una cantera o un parque eólico, si naturaleza y entornos hermosos en los que poder realizar actividades compatibles con el paisaje y las personas que en el viven.

Después visité un pueblo en el que se refleja el anti ecologismo reinante en la zona, por llamarlo así, se llama Llanos de Alba y está próximo a la Robla, por el cruzan líneas de Alta Tensión, una enorme estructura metálica por cuyo interior se transporta el material de las enormes canteras que se sitúan encima del pueblo, desde donde retumban las voladuras, areneras y por si eso fuera poco la vía del AVE que se está realizando cortará el pueblo en dos, ya cerca, la visión de la Central térmica de La Robla, con sus chimeneas humeantes al sur, haciendo de que esas poblaciones padezcan unas de las más altas cotas de contaminación atmosférica. Imaginé sin querer como podía ser aquel pueblo sin aquello, un pueblo coronado por una montaña en cuya falda se aprecian robles y encinas, un reguero por el valle con salgueras y abedules , pinares, prados ganaderos y huertos, lo cierto es que está como está, no hay vuelta atrás, no sé si sus vecinos son más ricos o de no padecer esto y disfrutar de un óptimo medio ambiente estarían sumidos en la más absoluta de las pobrezas, pero seguro que su mal es contagioso, que las canteras y parques eólicos seguirán avanzando en la cordillera cantábrica puesto que ya no diferencian montes de montañas y la avaricia de las empresas es
insaciable y la insensibilidad de las instituciones persiste, ¿se imagina uno con sus enormes molinos de viento zumbando en los alrededores de la Vega de Liordes?, pues cuidado que eso también está en León y en aquella altitud sopla mucho viento, las empresas no tardarán en ojearlo ¿para qué queremos que nos declaren reservas de la biosfera?

Soy consciente que no podemos luchar contra la insensibilidad de las administraciones vecinales, municipales y autonómicas, que la educación uno por uno de los escasos vecinos que residen en los pueblos es difícil y nadie tiene interés en ella, solo las administraciones podrían ofertar a las juntas vecinales el dinero que les ofrecen las grandes empresas por conservar su paisaje y seguro que se sorprenderían que poco dinero les supone, por ello creo que la protección de las montañas y de los ecosistemas que están inherentemente unidos a ellas deberían contar con una figura superior que vele por su protección pues las considero patrimonio de todos, no sé si directamente del estado o supervisada de las corrupciones locales y regionales por un estatus superior.

El colectivo montañero que frecuenta la cordillera cantábrica no sale habitualmente en mediáticos programas televisivos pero estaría gustoso de invitarle a recorrer las montañas de sus antepasados, en la puerta de la cordillera cantábrica, para que disfrute de ellas antes de que se conviertan en una pesadilla para los que queremos a la montaña, ahora que ya se estaban cerrando las heridas de la minería a base de mucho dinero que llegó de Europa.

Me volví a mi casa triste sin saber que le iba a escribir esta carta mientras contemplaba las horadadas montañas de Villamanín en la que cada vez es más patente el destrozo medioambiental de las canteras, debo volver a recorrer el cordal de Peña Laza y las Tres Marías, quizás en un futuro recobre la ilusión que he perdido hoy, lo que es cierto que prefiero no volver a las montañas que he recorrido hoy, prefiero llevarme el recuerdo de unas cumbres hermosas y no unas cumbres flanqueadas por gigantes blancos y pistas asfaltadas, espero de corazón que antes que eso ocurra y si es usted montañero ya me habrá respondido a esta carta.

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