domingo, 1 de marzo de 2009

Todo por Leon, pero sin Leon...

Una noticia que no queria dejar de poner, aunque sea de hace unas semanas. Periodistas "leoneses": no fue ninguna anecdota, las anecdotas tienen un tinte humoristico que los leoneses aqui no vemos por ninguna parte. Esto fue una una falta de respeto a todos los leoneses totalmente programada por la Junta, a ver si nadie se dada cuenta. Toda una declaracion de intenciones... es lo que tiene cuando se pone a la raposa a cuidar las pitas.

¿Dónde está la bandera de León?

La Cronica de Leon 24/02/2009
La enseña se incorporó al detectarse el fallo de protocolo. SECUNDINO PÉREZ

La preparación de la conmemoración del 1.100 aniversario del Reino de León dio comienzo con un incidente que provocó ciertatensión. El vicealcalde leonesista, Javier Chamorro, advirtió sobre la ausencia de la bandera de León en la sala donde se iba a celebrar el encuentro. Rápidamente se buscó la
manera de resolver el entuerto al tiempo que se intentó evitar que el fallo fuese recogido por los fotógrafos allí presentes, cosa que no se logró. Javier Chamorro criticó posteriormente la “torpeza de los servicios de protocolo de la Junta de Castilla y León”, aunque reconoció que el error fue inmediatamente subsanado en cuanto el presidente autonómico, Juan Vicente Herrera, tuvo conocimiento del hecho. “Tienes toda la razón”, le dijo al indignado concejal Herrera cuando este le advirtió de lo ocurrido. La anécdota no tuvo mayores consecuencias.

http://www.la-cronica.net/2009/02/14/apoyo/donde-esta-la-bandera-de-leon-25900.htm

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¡La bandera!... señor Herrera

Diario de Leon 23/02/2009
TRIBUNA | máximo soto calvo

¿NEGLIGENCIA, señor presidente del ejecutivo autonómico? Puede consternar que fue un descuido, y para no calificarlo de imperdonable como en rigor demanda, añadir: simplemente un descuido. Y de ese modo dejar zanjado el asunto. Pero no cuela. Por nuestra parte le decimos que dejar la bandera leonesa en la trastienda, se asemeja más a una omisión estudiada que a un desafortunado olvido. Y añadimos que, además de inadmisible el gesto, cae como una afrenta más entre el sufrido pueblo leonés, cansado en demasía de poner la otra mejilla a tenor de la indolente actuación de los políticos de aquí, los «nuestros» en el ente.

Mal empezamos los preacuerdos para una celebración tan feliz, merecida y completa, como diferenciada; repetimos, como bien diferenciada debería ser si con pulcritud política se atendiera a la verdadera demanda leonesa

Leamos la subsiguiente auténtica recreación del protocolario «olvido»: vemos al señor Herrera, en su papel de presidente de la Junta, quien, con el goloso cebo de aportar dinero y que todo esté controlado por el ente, preside el primer acto oficial de la Comisión Conmemorativa del 1.100 aniversario del nacimiento del Reino de León. Hacía él se dirige el acólito de turno que le susurra al oído: «D icen que nos hemos olvidado de poner la bandera leonesa».

El señor presidente da un vistazo a la de España y la autonómica, situadas a su derecha, se ajusta las gafas con ademán nervioso, y mirando con cierta sorpresa a su informante, inquiere: ¿qué bandera?

¡La bandera de León!, recalca, con tono más de refocile que de inocencia el del protocolo autonómico.

Si pretende decirnos el señor Herrera a los leoneses que estamos representados en la bandera autonómica, sin la menor duda le aseguro que sonará en León como una fábula, tal vez la de las dos mil moscas acudiendo al pastel; aquéllas que libando en nuestra historia, pretenden llevar nutrientes para el invento autonómico exangüe de personalidad por los vericuetos del ente.

Ese símbolo de creación autonómica, la bandera cuartelada, que, por supuesto, en puridad democrática respetamos, sencillamente representa al pueblo que ustedes, los políticos autonomistas del ente, se han inventado: castellanoleonés o castellano y leonés si pretendemos afinarlo a la actual letra estatutaria. El sentimiento leonés está puesto en la verdaderamente nuestra: la púrpura, en la que el león rampante, soporta sobre su cabeza la corona dorada de un gran reino: el Reino de León.

Sin duda, señor Herrera, es la primera en la frente. Mal iniciamos la cosa. No ha de importarnos a los leoneses que nos acompañen, aunque sabemos andar solos. Pero lo que no podemos es tolerar que usurpen puestos y protagonismos. Y mucho menos castellanizar el acontecimiento. Menos mal que hasta el momento, al menos públicamente, no han querido, o no saben cómo, colocarnos de rondón la Fundación Villalar en la comisión, aunque esté en la sobra orquestando movimientos historicistas.

A propósito de la citada fundación, señora presidenta de la Diputación leonesa, ¿dónde está la Fundación Cortes de León que no aparece representada en la Comisión? ¡Ah!, que no ha sido creada. ¿Y a qué espera si puede saberse? Seguramente a que el pastel de la fábula, León, sea deglutido en todos los ámbitos por el ente autonómico. Vaya esto a quien corresponda: Por el momento no encontramos representación alguna del movimiento asociativo cultural leonés. Nos preocupa y mucho.

Nuestra confianza plena está hoy por hoy en la Fundación León Real, y por supuesto en el comisario, nuestro paisano Juan Pedro Aparicio, de firme compromiso leonés, a quien no le han de faltar obstáculos que vencer y zancadillas que soportar. Para él todo nuestro reconocimiento y apoyo. Para dejar abierto el tema, finalizo hoy aludiendo a los matices de estilo lingüísticos de los verbos: celebrar, como algo positivo y conmemorar, más bien de índole negativa

Así me permito decir a los leoneses que debemos aprestarnos a la celebración del feliz acontecimiento: el 1.100 aniversario del nacimiento del Reino de León. Mas es necesario, pero ya desde los prolegómenos organizativos, que luchemos por evitar todo tipo de injerencias, a fin de llegar al 2010 con nuestra personalidad intacta, diferenciada y sin amalgamas.

Y estar en guardia para que desde el poder autonómico, y su marcado interés castellano, no pongan con sutil intencionalidad un especial énfasis en «ayudarnos» a conmemorar-¦ el triste final de un reino.

Como dejo dicho un general norteamericano, y más por oportunidad que por afinidad, dejaré escrito aquello de «¡volveré!».

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=437211

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