Diario de Leon - 07/06/2009
Fronterizos | miguel a. varela
En Salamanca se celebra estos días el Festival de las Artes que llaman de Castilla y León. Es un festival de trayectoria joven que, en lo artístico, tiene muy claros sus objetivos y cuyo director, Guy Martini, ofrece en la vieja ciudad castellana, hermosa y conservadora, las propuestas escénicas más atractivas y arriesgadas del continente, un poco al estilo del tristemente desaparecido Festival Internacional de Teatro de Valladolid. Aunque menguante, como todo últimamente, el Festival cuenta con un presupuesto holgado que financia la Junta a través de la Fundación Siglo. Año tras año, el público ha ido creciendo y las calvas en los patios de butacas ya no son tan frecuentes como en la primera edición. Esta misma semana, una numerosa audiencia, joven y entusiasta, aplaudió a rabiar «La orgía de la tolerancia», el demoledor trabajo del coreógrafo belga Jan Fabre que, con su lenguaje provocador pegado a la realidad del mundo actual, no deja títere con cabeza. Bien me parece que exista una programación abierta y rabiosamente contemporánea en una comunidad tan pacata como la nuestra pero me pregunto si éste es el camino correcto a la hora de encauzar la política cultural de esta región copulativa. No sé si es lógico que desde el gobierno de una comunidad tan desestructurada como la nuestra, en la que la inversión cultural pública debería contribuir a equilibrar el atomizado mapa social de la región más grande de Europa, se apueste por una política de fuerte gasto en puntos y eventos concretos, dentro de un marco de actuación que va renunciando en los últimos años a programas coordinados que favorezcan la cohesión o llega incluso al absurdo de competir consigo mismo en algunas campañas. Es sólo una duda ante la constatación del desolador panorama de la profesión escénica en Castilla y León, silenciada por la incertidumbre y temerosa ante un dudoso futuro.
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=458413
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