lunes, 29 de septiembre de 2008

El fuego bacteriano alcanza ya a otros doce municipios y abarca todo León

Prensa - Diario de Leon - 11/09/2008

La plaga se recrudece con las especies de plantas hospedantes y reservorios intactos
La bacteria entra en la ribera del Porma y se asienta en las áreas frutícolas del Bierzo
L. Urdiales

La reproducción del fuego bacteriano no se detiene en León. Los servicios competentes en el control de la sanidad vegetal han detectado presencia de la bacteria erwinia amylovora en doce municipios leoneses, en los que ya se han dispuesto medidas para la erradicación: arranque de todos los árboles afectados y destrucción de las especies sensibles de la afección de este mal (manzanos, perales y membrillos) u otros frutales de pepita.

La erradicación de la presencia de la bacteria capaz de secar los árboles afectados conlleva la eliminación de toda la vegetación afectada, así como un periodo de transición de dos años hasta que en el mismo lugar pueda volver a plantarse una especie susceptible de contagio. Los arranques de árboles frutales se van a extender con la nueva declaración de espacios afectados por el fuego bacteriano por los municipios de Vegas del Condado, San Justo de la Vega, Soto y Amío, Brazuelo, Astorga, Sariego, Congosto, Santovenia de la Valdoncina, Grajal de Campos, Valverde Enrique, Cacabelos y Sancedo.

La proliferación de la actividad frutícola en alguno de los municipios afectados acentúa las consecuencias económicas de la bacteria. En algunos casos, también, sobre todo en el entorno de la capital leonesa, se repiten los señalamientos de positivos por fuego bacteriano ya detectados en anteriores declaraciones oficiales, sucesivas a lo largo del verano del 2007 o del otoño anterior.

La polémica vuelve a surgir en torno a las medidas correctoras y fijadas para erradicar la presencia del fuego bacteriano, contra el que no existen más remedios que el arranque y la eliminación de las plantas afectadas a base de hacerlas cenizas. Así, las plantas hospedantes de la bacteria, las especies ornamentales que ofrecen cobijo al organismo que dan origen a la enfermedad y actúan en varias épocas del año como reservorios de este mal, se mantienen en pie a lo largo de cientos de espacios públicos, jardines o medianas de autovías y autopistas, de tal forma que actúan como una cadena interminables de transmisión de la bacteria, que le ha llevado hasta el corazón del Condado, o la montaña leonesa, la Cepeda o diversos tramos del Bierzo, donde la tradición de las especies frutícolas especialmente sensibles a la enfermedad está asentada de forma secular. El arranque de las plantas hospedantes es una de la situaciones pendientes que parece ineludible para acotar un problema de primer orden.

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