sábado, 6 de septiembre de 2008

Que no nos quemen... la salud en La Robla

Prensa - Diario de Leon - 03/09/2008
TRIBUNA

Lidia Rey

TRATANDO de establecer una comprensión serena del problema ante la incertidumbre que genera un proyecto que tal vez pueda condicionar nuestra salud y no aceptando el análisis simplista de la cementera Tudela Veguín, de nuestras autoridades locales y autonómicas; desde el colectivo social formado por la Plataforma Medioambiental de La Robla, Ecologistas en Acción de León, Izquierda Unida de La Robla, queremos transmitir nuestra negativa ante el proceso de incineración de residuos que la cementera Tudela Veguín quiere desarrollar en La Robla.

Esta gestión de residuos se ha convertido en una actividad económica de grandes dimensiones, que se esta imponiendo sobre otras formas de tratamiento como puedan ser la reducción, reutilización o reciclaje.

Las reacciones químicas producidas durante el proceso de coincineración originan nuevas sustancias (muchas de ellas más tóxicas que las que se encontraban en los residuos originales) que son liberadas al exterior en forma de metales pesados, furanos, dioxinas, etcétera que pueden ocasionar problemas de salud, efectos en el sistema reproductor e inmunología), enfermedades respiratorias, diabetes, cáncer y alteraciones del sistema endocrino.

Durante la planificación de la estrategia del cambio climático se intentó disfrazar la quema como ecológica y el rechazo fue unánime. El Convenio de Estocolmo, firmado por 151 países, entre ellos España, afirma que las cementeras que incineran se encuentran entre la cuatro fuentes más importantes de emisión de dioxinas y furanos (contaminantes químicos tóxicos, bioacumulativos y persistentes, miembros de la llamada «docena sucia»).

Es inadmisible que la cementera afirme que la quema de residuos en sus hornos contribuye a reducir las emisiones de dióxido de carbono, cuando hablamos de combustibles de diferentes características físicas y químicas, que junto con las grandes dimensiones del horno hacen difícil no sólo el control de las condiciones físico-químicas de la clinklerización, sino también el control de las emisiones. Alguna razón habrá para que se les concediera una exención de éstas.

El Llamamiento de París,alerta sobre la polución química, la cual constituye una amenaza grave para la infancia y la supervivencia del hombre.

Y polución química es lo que genera la valorización energética de neumáticos (caucho vulcanizado más aditivos), proceso que genera unas emisiones significativas de hidrocarburos aromáticos policíclicos y de bencenos (con demostrados efectos cancerígenos), micropartículas, óxido de plomo y zinc, etcétera.

En La Robla, donde la carga contaminante ambiental se tolera diariamente, nos preguntamos cómo Tudela Veguín va a cumplir con lo legislado en cuanto a emisiones, si no lo ha hecho hasta el momento.

Capítulo aparte merecen el gobierno local y la Comisión Territorial de Medio Ambiente, que demuestran debilidad ante las presiones de la empresa e inhibición de sus responsabilidades supeditando el interés general a favor de un interés privado.

Hacen con nuestros votos lo que les da la gana, generando la consiguiente desconfianza. Esta gente es responsable directa de lo que nos pueda pasar... obreros silenciados.

Y por último, qué decir de una empresa, Tudela Veguín (grupo Masaveu) que buscando su beneficio (en el último año hablamos de 126 millones de euros) justifica la coincineración en base a una tecnología moderna que saben no tiene una eficacia suficiente.

La coincineración es una gestión de residuos totalmente regresiva que no es rentable nada más que para unos pocos, no reduce, no reutiliza y no recicla. No es solución porque no es sostenible.

Reciclar es obligatorio ante la degradación del Medio Ambiente, merece un esfuerzo común debido a la difícil situación en la que se encuentra el planeta. Es la mejor forma de evitar el desperdicio de materiales, que de otra manera, se perderían. Además, hace disminuir las emisiones de gases que contribuyen al cambio climático. Permite ahorrar energía y posibilita conservar recursos naturales.

Los demagogos a sueldo que la cementera (gente sin escrúpulos) nos dan miedo. Miedo porque nos amenazan con los puestos de trabajo, creando un clima de enfrentamiento social. Miedo porque tratan de convencernos de que estamos protegidos cuando no lo estamos, nos quieren exponer más que nunca.

Por todo ello, nos negamos a plegarnos y a vender nuestra salud, acogiéndonos al Principio de Precaución nos implicamos en proyectos realmente sostenibles vinculados a políticas sensatas que impidan que se arrase o que se pervierta el medio donde se desarrolla nuestra vida y la de nuestros hijos, pensando siempre en las generaciones venideras.

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